Hoy en día es difícil encontrar una ciudad en la que no se celebre uno o dos festivales al año dedicados al cine, la música, las artes escénicas o la literatura. Son el motor de atracción para cientos de miles de personas, además de ser un espacio de puesta en valor de nuestro patrimonio cultural y una cita para disfrutar de manifestaciones culturales. Todo esto hace que se conviertan en un activador de la economía local. Durante la época estival es todavía más significativo, ya que se utilizan como destino turístico.
Desde la Antigüedad, en las diferentes civilizaciones y culturas, se han ido estableciendo diferentes días festivos en los que se celebra todo tipo de acontecimientos. En la antigua Grecia los festivales estaban dedicados a las divinidades, y algunos de ellos, como el de las Panatenas atenienses, duraban una semana, en la que se sucedían todo tipo de celebraciones: bailes, música, juegos, procesiones…
En la Florencia renacentista, los Medicis organizaban festivales en los que se entremezclaba música, arte y literatura. Prueba de la importancia de los festivales a lo largo de la historia, es que en cuanto una ciudad alcanzaba un cierto tamaño, empezaban a tener lugar las celebraciones de festivales. Por tanto, se entiende que es una manifestación colectiva de algo que bien podría ser innato en el individuo, pero que necesita ser expresado a través de la cultura y asociarlo con la fiesta.
Los festivales actualmente cumplen su papel tradicional como institución que permite presentar, difundir y preservar la cultura de una sociedad, destacando por su capacidad para generar riqueza en las ciudades donde se celebran. También es una opción muy bien recibida ya que permite la difusión cultural a un precio más asequible tanto para el público como para los artistas de cualquier ámbito que se presentan, ya que la puesta en común es más económica que la individual.
Aunque debido a la crisis de los últimos años y su dependencia, en algunos casos casi exclusiva, de la financiación pública, han desaparecido un gran número de ellos, sobre todo en ámbitos culturales fuera de la escena musical, que se mantiene más o menos constante a lo largo de los años.
Existen numerosas publicaciones, disponibles en la Biblioteca de Cultura, sobre el impacto de los festivales que nos ayudan a entender este fenómeno.
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte patrocina, ayuda o colabora, a través del INAEM, en la realización de diversos festivales de temática variada. Es una forma distinta de disfrutar del verano y de acercarnos un poco más a nuestra cultura.