La transición española de la dictadura a la democracia no solo fue un proceso político sino también cultural, el desmantelamiento de la estructura franquista llevó consigo la eliminación de la censura impuesta por la dictadura durante más de 40 años, también abrió nuevos cauces de expresión y de relaciones de poder. En aquel marco, la política cultural del estado fue un instrumento decisivo para desarrollar y consolidar la incipiente democracia. Este es el recorrido que aborda desde un plano institucional la doctora en Historia Contemporánea por la Universidad de Florencia Giulia Quaggio en el ensayo La cultura en transición : reconciliación y política cultural en España, 1976-1986 publicado recientemente por Alianza editorial, en el que analiza las acciones del nuevo Ministerio de Cultura, heredero del Ministerio de Información y Turismo del franquismo hasta la primera legislatura del gobierno socialista.
La autora es además investigadora en la Universidad Complutense de Madrid, redactora de la revista italiana España contemporánea y colabora con el CIHDE (Centro de Investigaciones Históricas de la Democracia Española) de la UNED. También ha visitado nuestra Biblioteca de Cultura en diversas ocasiones en busca de información y documentación para sus estudios, y ha tenido la amabilidad de darnos algunas impresiones sobre su libro:
¿Cómo llega a mostrar ese interés por la transición española y en particular por las políticas culturales que en ella se desarrollaron?
Este libro es el resultado de mi tesis doctoral que empecé en 2007 en el Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Florencia. Son dos los temas más estudiados de la historia española fuera de España, que en general sigue siendo bastante desconocida. En primer lugar, la Guerra Civil española y después la Transición posfranquista. De hecho, la Transición española para los demás países europeos representó un proceso casi modélico por la rapidez con la cual España consiguió democratizarse y sobre todo modernizarse. La Transición hasta ahora se ha estudiado desde muchas perspectivas distintas, pero muy poco en relación a los cambios socio-culturales que modificaron la imagen del país. A partir de la conciencia de la falta de estudios sobre esa cuestión, mi investigación se propuso profundizar en la relación entre política y cambios culturales en una etapa crítica, como fueron los años Setenta y Ochenta. Más en general, he tratado de contestar a esta pregunta: ¿La cultura y la gestión de la misma que realizan los Gobiernos pueden representar herramientas valientes para la democracia?
¿Qué proyectos culturales y que medidas concretas destacaría entre las que se desarrollaron es estos años?
Los años de Transición se caracterizaron por la experimentación e innovación en política cultural. La propia palabra “cultura”, en su acepción más amplia e indeterminada, ocupó una posición omnipresente durante la Transición, como indicador del nivel de libertad alcanzado por los españoles. Sin embargo, muchos de los proyectos culturales de estos años fueron provisionales y de corta duración. El mismo nacimiento del Ministerio de Cultura y Bienestar en 1977 se inserta en este afán cultural que modeló los primeros gobiernos democráticos. En los años de UCD, con Pío Cabanillas, como Ministro de Cultura, por ejemplo, la Dirección de Difusión Cultural alentó la campaña de las Misiones Culturales y nació el CINFE (Centro de Investigación de Nuevas Formas Expresivas). Los socialistas, en cambio, aumentaron la inversión en infraestructura cultural y realizaron campañas, como Cultural Albacete, que se proponían reactivar las áreas geográficas españolas más deprimidas a través de la cultura. En los años eufóricos de democratización, las instituciones políticas desarrollaron una gestión cultural que, en un terreno prácticamente virgen y privado de paradigmas teóricos, se entregó con entusiasmo a la conquista de servicios socioculturales para la ciudadanía, si bien muchas veces eso sucedió de forma caótica e incoherente.
Llama la atención la cubierta del libro, que reproduce la fotografía El beso (1980) de Ouka Leele, ¿Por qué se eligió esta imagen?, ¿qué simboliza esta fotografía en su libro?
Ouka Leele representa la “nueva” cultura española de la Transición, que del underground se convirtió en una de las facetas de la imagen oficial de una España moderna y joven, al paso con el resto de Europa. La misma imagen de un hombre y una mujer, con colores fuertes casi excesivos, nos dan la idea de un proceso de Transición que se realizó a través de pactos y reconciliaciones, sin embargo a regañadientes, con esfuerzos y casi de forma mecánica. La Transición vivió con velocidades distintas, con colores fuertes y sobre todo de imágenes impactantes y también silencios, palabras no dichas, censuras y libertades de repente transgresoras.
Alguna reflexión personal que quiera añadir sobre el libro o su temática
Me gustaría subrayar cómo este libro es el principio de una investigación que no está acabada y se propone como un estímulo para otros investigadores que a lo mejor a través de él puedan encontrar ideas y empujes para demostrar cómo la política cultural tiene un papel muy importante en las etapas de cambio y de consolidación democrática.
Un tema clave y muy poco destacado el de la politica cultural para la consolidacion de las democracias